pardo la concha de tu madre

La vida ciertamente, reitero, no es un lecho de rosas. Yo soy un tipo al que le gusta hacer las cosas muy a su aire. Cuando me quedo quieto, mirando fijo, como si no te estuviera prestando atención no es autismo. No, no es autismo, es que no tengo la más puta idea de qué está pasando alrededor mío, entonces, por miedo (pánico, terror) a hacer algo indebido me quedo quieto, tratando de ordenar mis pensamientos. Supongo que lo mío es autismo con algo más, ahora que leo. Para añadir más a la mezcla de mi persona, tampoco muestro señales de haber entendido. Entendí para mí, generalmente, me di cuenta aunque no parezca. Sí, vi a ese taxi que casi me parte al medio (salvo que te diga lo contrario), por eso estoy acá, ¿no?. Decía que me respetaba mis ritmos. Me gustan las mujeres rápidas (no necesariamente fáciles), las relaciones duraderas, el helado, la cerveza que comprás ya helada, el hielo hecho, los somníferos porque así me duermo rápido, la música fuerte y que la gente hable bajito y en lo posible de algo interesante. Claro que no soy así todo el tiempo, pero sí en líneas generales.
Y a qué apunto con esto, te preguntarás tú, solitario (por sobre todas las cosas) lector. A que, si bien soy más eficiente bajo presión (más que nada, bajo la presión del tiempo), no me gusta hacer las cosas de esa manera. Las hago de mala gana, pero las hago de manera mejor y más efectiva, porque no quiero que se me moleste en la postimetría. Por ejemplo, mañana tengo examen. La materia es Historia de 6° de Derecho. El programa, si hay algo que es, es LARGO. Dos páginas a puro Arial 14, creo, que me dicen que mis estudios tienen que ir desde la España del siglo XVII hasta las consecuencias de la crisis de 1929 en Uruguay, justito antes del golpe de Terra, en el 33.
El material con el que cuento no es otro que la casi totalidad de libros de Ediciones Banda Oriental de una serie llamada Historia Uruguaya, más un librillo titulado "Las Bases Económicas de la Revolución Artiguista". Cada libro oscila entre las 100-150 páginas, con una letra chiquita por demás. Poblados de citas, estadísticas, y -en algunos autores- una prosa casi exquisita, hacen las delicias de quien quiere estudiar historia a nivel secundario, y hasta me animaría a decir que, si no es con mucha seriedad, a nivel terciario. Pero olvídense de que sea bueno estudiarlos de un tirón en 3 o 4 días, ya no recuerdo bien. Tengo hasta hoy de noche (estimo 20:00, que será cuando me tome un somnífero para dormir todo lo que quiero, porque me duele el cuerpo) para terminar con dos libros y medio. Es muy probable que, en las condiciones en que me encuentro saltée uno de ellos, por haberlo leído antes con bastante detenimiento, pero aún así precise manuales o algo por el estilo.
Y de esto me urge desprender que, aunque no vaya a estudiar todo, estoy confiado de salvar. Trabajo mejor bajo presión, aunque lo haga de mala gana y en lugar de hablar hoy, ladre. No me gusta hacerlo, y mucho menos me gusta hacerlo mal. Así que Historia, allá voy.


Mañana también va a ser un día agitado, por eso me conviene dormir. Estimo que voy a ver a mi novia, a la cual voy a tener que pasar a buscar por el Centro a la salida del examen. Después acercarme con ella al liceo para que me den el resultado. Después ir a casa, y más tarde -con ella- ir a la fiesta de fin de cursos de mi hermana. Primer año de escuela que termina, y va a bailar no sé qué mambo, que la tiene nerviosa. A la noche me gustaría salir, y voy a ver si puedo. Tampoco puedo olvidarme de que el viernes tengo examen de literatura, que, si bien es más corto, no es para nada regalado. Y que a la salida del examen tengo que viajar hasta la otra punta del país, para ir al cumpleaños de 15 de mi prima, sobre lo que espero poder explayarme en la semana, cuando las musas literarias se me avecinen, de tanto leer supongo.

posted by Diego @ 11:50 a. m.,

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