uno no cuenta

Hace calor en Montevideo. Claro que me pregunto quién nos robó el otoño, pero no importa a los efectos de esta historia. Salí con un buzo, una bufanda y mi viejo hacia la facultad. Nos tomamos el 494 Delta del Tigre, porque el 140 no paró. Iba muy lleno. La situación en el 494 no era muy distinta, sólo que éste tenía un guarda autoritario. "A ver, vamos pasando al fondo que hay lugar, a ver joven, a ver usted, señora, córrase un poco así dejamos subir, a ver, a ver." A la tercera vez, la voluntad de los pasajeros estaba perfectamente doblegada, mi viejo y yo habíamos pasado la mitad del ómnibus y estabamos por llegar a Tres Cruces. Nos apiñamos un poco, y sentimos la fuerza de muchas personas recién levantadas haciendo fuerza para pasar al fondo, que había lugar, o eso decía el guarda.
Mi padre se bajó en la facultad de Derecho, porque tenía que ir a dar clases. Yo agarré un asiento -la vida me sonríe a veces- y seguí mi viaje paciente hasta la facultad de Ciencias Sociales, porque ahí tenía que ir a tomar clases. Alguien le gritó al guarda "pero qué hinchapelotas que sos" cuando se bajó. Habló por mí, habló por todos.
Enfilé por la calle Barrios Amorim hasta la 18 de Julio, tomé por Constituyente y llegué a la facultad. Las mismas caras de siempre, los mismos saludos de siempre. Uno no cuenta por qué calles anduvo cuando camina por Montevideo.

posted by Diego @ 4:03 p. m., ,


meado por los elefantes

A quien me haya hecho la macumba le quiero comunicar que está funcionando. Escribo esto desde la pc de mi viejo, pa' que vayas llevando. Y no llames a casa porque no suena el teléfono. Y tampoco me mandes ningún sms porque me quedé sin crédito. Y si te queda algo de humanidad y bondad y gracia pagame un par de lentes porque los textos de Weber me están dejando ciego.

posted by Diego @ 6:03 p. m., ,


glorias pasadas

Puta madre. Hace unos minutos me estaba dedicando a limpiar el cajón del escritorio. Encontré de todo: condones, fósforos, medicamentos, hojas, folletos, cables, cepillo de dientes, pilas, cds, libros, un pedazo de una silla y un pedazo de pared. También encontré muchas cosas que tienen asociada un recuerdo: entradas para toques, tarjetas de hoteles, textos viejísimos que escribí, conversaciones de clase, cartas que nunca llegaron y cartas que sí me llegaron. Es en esto último que me quería detener. Te perdono, seguro que te perdono. Me duele hasta hoy que no me perdones a mí. Cada vez que encuentro algo tuyo siento que se me achica el alma, me duele el pecho, me da calor y quiero llorar. Ya hace tiempo que superamos esto, vos probablemente nunca leas esto, y yo no te lo voy a mostrar, y si bien no sé si es lo mejor para alguno de nosotros (digo, ¿cómo puedo saber?), no es malo. Probable es también que no volvamos a hablar. Yo voy a saber de qué va tu vida aunque no quiera, y vos no vas a tener idea salvo que quieras. Bueno, basta de esto. Ya me lo saqué de arriba, publico la entrada y cerramos por hoy.

posted by Diego @ 12:17 a. m., ,


descubrimiento I

No estoy leyendo literatura. No leo, no escribo. Wilde pasó a un segundo plano, ante la enormidad de Letfwich, Durkheim, Marx, Weber, Bobbio, Parsons y quién sabe cuántos más. No leo, no escribo. Además Wilde no estaba en mi idioma. ¿No leo en mi idioma, no escribo en mi idioma? No sé, porque directamente no estuve leyendo.
Además tampoco me pasa nada; y para lo poquito que me pasa las palabras me son insuficientes, una histérica, una con novio, un viaje insensato, un delirio con alucionaciones y todo, un bajón monumental, con su respectivo asesinato monumental. Dios, qué feo que es perder la práctica. Si me acordara cómo se narra agilmente les contaría de mi experiencia el otro día, pero no puedo.

posted by Diego @ 4:42 a. m., ,