funny thing that i'm uploading this on valentines day

-¿Te hago bien? -preguntó súbitamente, cuando notó el aire que le venía de enfrente-
-A veces... -dijo mirando un infinito, torcierndo un poco la boca-
-¿Cuándo?
-Ay, si la vida fuera tan fácil, si todo fuera tan fácil de explicar... Es la vida distinta a cada minuto que dejamos atrás, y es detrás de nosotros que encontramos al mayor de los males, que hoy no es sino nuestro mayor benefactor.
¿Qué sé yo si tus bellos ojos, que siempre portan la luz, si la perfección de tu boca o la melodía de tu tono, si el ritmo de tus pasos o si la hermosura de tus formas todas, que hoy me hacen adoptar el más amargo de los tonos, la más triste, la más evasiva de las miradas, la más distante de las poses, no será la que mañana coloree mis días? Tal vez tus labios no me serán distantes, no lo extrañaré; tal vez no necesitaré extrañarlos.
Lo que hoy es mal, mañana es bien, pasado es la más calida y cariñosa indiferencia, es la confianza y el entendimiento de que ningún mal tuyo podrá durar por siempre. Y en tanto el bien, volátil como es, habré de disfrutarlo.

Una mueca de amargura pobló su cara a medida que su interlocutor soltaba, una tras de la otra, como la lluvia sobre el mar que era la vieja mesa del café que habían elegido, testigo de innumerables charlas, receptáculo de innumerables llantos, testigo de tantos amores naciendo, amores por la mitad, y amores pasados, amores que ya estaban jugando un sobretiempo exagerado, que se despedían sin llanto, sin rencores, o todo lo contrario. Pero una señorita no debía llorar en un café, delante de tanto extraño y mozo indecente. Una señorita, y más una señorita a la altura de esa conversación no debía dejar de apreciar el infinito en los ojos de su interlocutor, de mirar su reflejo en las pupilas de enfrente, admirando la entereza de su peinado, su habilidad para marquillarse, de observarse a sí misma en el infinito de sus ojos que una vez y siempre fueron y serán suyos, y que una y otra vez le devolverán ambigüedades cuando busque certezas, y las certeza más certera cuando más la necesite. No, una señorita no debía sino, con la gracia que caracteriza a la amargura de la primer pitada del pucho afirmar, como mirando para otro lado “Tenés razón...” y cambiar velozmente de tema.

posted by Diego @ 2:40 a. m.,

1 Comments:

At 8:33 p. m., Blogger Jimmy said...

la gente que cambia veloz(o feroz)-mente de tema, sabe que el interlocutor tiene la razón y los poderes.

 

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