uno no cuenta

Hace calor en Montevideo. Claro que me pregunto quién nos robó el otoño, pero no importa a los efectos de esta historia. Salí con un buzo, una bufanda y mi viejo hacia la facultad. Nos tomamos el 494 Delta del Tigre, porque el 140 no paró. Iba muy lleno. La situación en el 494 no era muy distinta, sólo que éste tenía un guarda autoritario. "A ver, vamos pasando al fondo que hay lugar, a ver joven, a ver usted, señora, córrase un poco así dejamos subir, a ver, a ver." A la tercera vez, la voluntad de los pasajeros estaba perfectamente doblegada, mi viejo y yo habíamos pasado la mitad del ómnibus y estabamos por llegar a Tres Cruces. Nos apiñamos un poco, y sentimos la fuerza de muchas personas recién levantadas haciendo fuerza para pasar al fondo, que había lugar, o eso decía el guarda.
Mi padre se bajó en la facultad de Derecho, porque tenía que ir a dar clases. Yo agarré un asiento -la vida me sonríe a veces- y seguí mi viaje paciente hasta la facultad de Ciencias Sociales, porque ahí tenía que ir a tomar clases. Alguien le gritó al guarda "pero qué hinchapelotas que sos" cuando se bajó. Habló por mí, habló por todos.
Enfilé por la calle Barrios Amorim hasta la 18 de Julio, tomé por Constituyente y llegué a la facultad. Las mismas caras de siempre, los mismos saludos de siempre. Uno no cuenta por qué calles anduvo cuando camina por Montevideo.

posted by Diego @ 4:03 p. m.,

1 Comments:

At 10:04 p. m., Blogger Eclipse said...

me entretuve leyendo por acá... bueno el blog
;)

 

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